Los diferentes tipos de rosácea

21 abril 2022 | Cuidado de la piel

Los diferentes tipos de rosácea

La rosácea es una enfermedad de la piel que se caracteriza por la presencia de eritema (transitorio o fijo), episodios de rubefacción, telangiectasias (vasos sanguíneos pequeños y dilatados en la piel), edema, pápulas y pústulas en el rostro. Sin embargo, su clínica puede variar enormemente en función del tipo de rosácea que se sufra.

De hecho, tradicionalmente se ha hablado de cuatro grandes clases de rosácea según el tipo de lesión predominante: la rosácea eritemato-telangiectásica, la pápulo-pustulosa, la fimatosa y la ocular.

Desde hace unos años, se consideran también como tipos de rosácea otras dos variantes: la rosácea granulomatosa y la fulminante.

Existen seis tipos de rosácea en función de las lesiones y los síntomas que se presentan.

1. Rosácea eritemato-telangiectásica. El síntoma más característico de este tipo de rosácea son episodios de rubefacción.

Las personas afectadas suelen describir episodios de enrojecimiento facial que duran más de 10 minutos y que pueden estar precipitados por factores alimentarios, emocionales (rosácea de origen emocional), climáticos o cosméticos. También por ambientes con temperaturas elevadas, ciertos fármacos, causas relacionadas con el estado de salud, el ejercicio físico o el contacto con algunas sustancias irritantes.

Este enrojecimiento puede ser persistente (la piel está rosada permanentemente) y exacerbarse periódicamente.

Otros síntomas característicos de este tipo de rosácea son las telangiectasias y el edema en las regiones centrales del rostro: nariz, mejillas, mentón, frente y entrecejo.

En ocasiones también puede experimentarse picor, quemazón y/o descamación en la piel.

Este tipo de rosácea es el que más negativamente afecta a la calidad de vida de los afectados, y el más difícil de controlar.

2. Rosácea pápulo-pustulosa. Este se considera el tipo de rosácea clásico por ser la más frecuente, sobre todo en mujeres de mediana edad.

La rosácea papulopustular se caracteriza sobre todo por la presencia de pápulas (bultos) y pústulas (espinillas) en la región central de la cara, así como alrededor de la boca, la nariz y los ojos. De ahí que a veces pueda confundirse con el acné hormonal en la mujer

El enrojecimiento facial también está presente y no se observan comedones (puntos blancos o negros).

En ocasiones, el eritema persistente puede conducir a un edema facial que puede tener días de duración.

A diferencia de la rosácea de tipo eritemato-telangiectásica, las telangiectasias son menos frecuentes, así como los episodios de rubefacción.

3. Rosácea fimatosa. Una de sus principales características es que afecta principalmente a los hombres.

Los síntomas típicos de esta clase de rosácea son la presencia de pápulas o nódulos, el engrosamiento de la piel y las telangiectasias en la nariz.

Con el tiempo, la rosácea fimatosa puede engrosar la piel de la nariz de forma muy significativa y hacer que esta parezca bulbosa. Es lo que se conoce médicamente como rinofima.

Pero más allá del engrosamiento de la piel de la nariz, este proceso puede darse también en otras partes del rostro. Entre ellas, el mentón (gnatofima), la frente (metofima), las orejas (otofima) o los párpados (blefarofima).

4. Rosácea ocular. La rosácea en los ojos suele afectar a los párpados, la conjuntiva y la córnea.

La clínica más habitual son la y la conjuntivitis, pero también pueden presentarse otras muchos síntomas oculares como el síndrome de  , la visión borrosa, las telangiectasias conjuntivales (venitas en los ojos) y úlceras, entre otros. 

Habitualmente va acompañada de otros síntomas de rosácea en la piel. De hecho, se estima que entre un 50 y un 75% de las personas con esta enfermedad presentan manifestaciones oculares, las cuales son muy molestas y difíciles de tratar.

Además, hay que tener en cuenta que la rosácea ocular suele preceder a la de tipo cutáneo en aproximadamente un 20% de los casos.

Desafortunadamente este tipo de rosácea suele estar infradiagnosticado o detectarse tarde.

Los síntomas de rosácea en los ojos son especialmente habituales en los niños afectados por esta enfermedad, pudiendo ser las únicas molestias.

5. Rosácea granulomatosa. Este tipo de rosácea se caracteriza por la presencia de pápulas o nódulos amarillos, marrones o rojizos alrededor de la boca, los ojos y/o en las mejillas.

Como rasgo distintivo, estas lesiones suelen ser menos inflamatorias que en la rosácea papulopustular, 

Otra particularidad de este tipo de rosácea es que en hasta un 15% de los casos hay lesiones más allá del rostro, lo que no es habitual en esta enfermedad de la piel. Por ejemplo, en las orejas, el escote, el cuello, la espalda y el cuero cabelludo.

Algunos dermatólogos prefieren considerarla una dermatitis granulomatosa distinta a la rosácea, precisamente porque no suele asociarse a un eritema y las lesiones no suelen encontrarse en la región central del rostro.

6. Rosácea fulminante. Este tipo de rosácea, conocida inicialmente como pioderma facial, es la variante más extrema de la enfermedad.

Aunque es poco frecuente, se considera grave porque aparece de forma súbita y con lesiones muy inflamatorias con un riesgo muy alto de dejar cicatrices residuales.

Suele aparecer principalmente en mujeres jóvenes y se manifiesta con la presencia de un gran número de pápulas, pústulas y nódulos que confluyen.

Puede empezar como un cuadro de rosácea leve en el mentón, las mejillas y la frente y evolucionar rápidamente hasta afectar todo el rostro.

La clasificación de esta enfermedad de la piel por tipos de rosácea es fundamental, ya que permite un mejor manejo terapéutico.

Aún así, por lo general el tratamiento de la rosácea suele basarse en una combinación de cuidados cosméticos, fármacos tópicos y/o antibióticos orales, además de intentar evitar los factores desencadenantes.

En los tipos de rosácea más graves, como la fulminante, también puede recurrirse a la isotretinoína oral.

Por su parte, los láseres no ablativos pueden ser una alternativa terapéutica en la rosácea eritemato-telangiactésica y la pápulo-pustulosa; mientras que, en la fimatosa, puede estar indicado recurrir a los láseres ablativos e incluso la electrocirugía.

La fototerapia con luz azul es un tratamiento para la rosácea más novedoso que parece que sería efectivo para reducir el eritema y el rubor de la piel, así como la sensación de ardor y escozor que puede experimentarse.

En la rosácea ocular, el tratamiento de elección sí suele diferir de los otros tipos de rosácea. Este suele basarse en una correcta higiene ocular y el uso de lágrimas artificiales. No obstante, también pueden ser necesarios antibióticos tópicos u orales.

Autor: Laboratorios Viñas, departamento científico.

Bibliografía

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Gil, M.J., Boixeda, J.P et alt. Rosácea: revisión y nuevas alternativas terapéuticas [en línea]. Medicina de Familia, SEMERGEN, 2010. <https://www.elsevier.es/es-revista-medicina-familia-semergen-40-articulo-rosacea-revision-nuevas-alternativas-terapeuticas-S1138359310002923>

Salleras, M. Guía para pacientes con rosácea [en línea]. Academia Española de Dermatología y Venereología, 2021. <https://aedv.es/wp-content/uploads/2021/09/Guia-Rosacea.pdf>

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