El acné hormonal es una de las formas más comunes de acné en adolescentes y adultos, especialmente en mujeres.
Recibe este nombre porque su causa principal son los desequilibrios hormonales o la sensibilidad excesiva a ciertas hormonas. Entre ellas, los andrógenos y el cortisol, conocidas de forma popular como hormonas masculinas y hormona del estrés, respectivamente.
Este tipo de acné puede aparecer en cualquier etapa de la vida, pero es más habitual en la adolescencia, la fase premenstrual del ciclo y la menopausia.
El acné hormonal tiene su origen en los desequilibrios hormonales, pero las causas pueden ser muy diversas.
Desde fluctuaciones en los niveles hormonales hasta el estrés, pasando por el síndrome de ovario poliquístico o el consumo de ciertos medicamentos.
Todas estas causas de acné hormonal hacen que las glándulas sebáceas de la piel produzcan más sebo de lo normal y se obstruya el conducto por donde se debe eliminar este sebo.
Los principales responsables de que esto suceda son los andrógenos. Entre ellos, hormonas como la testosterona y la dihidrotestosterona (DHT), que son las más implicadas en el desarrollo del acné.
En las mujeres, los niveles de estrógenos y progesterona (conocidas popularmente como las hormonas femeninas) varían a lo largo del ciclo menstrual y en las diferentes etapas de la vida.
Como consecuencia de estas fluctuaciones, el equilibrio hormonal se puede alterar y esto favorece la aparición de acné.
Más allá del acné juvenil propio de la adolescencia, es habitual que las mujeres experimenten brotes de acné justo antes o durante la menstruación.
Esto se debe a los cambios hormonales que ocurren en esta fase del ciclo, donde hay una caída de los niveles de estrógenos y un aumento relativo de los andrógenos.
En el embarazo, en cambio, el acné en las mujeres suele mejorar. Sobre todo, a partir del segundo trimestre de gestación, que es cuando más aumentan los niveles de estrógenos.
Aun así, a veces ocurre lo contrario. El acné hormonal persiste o incluso empeora.
Otra etapa de la vida de la mujer en la que puede reaparecer el acné es en la menopausia. En este caso, se debe a que la disminución en la producción de hormonas femeninas permite que los andrógenos tengan un efecto más predominante.
También puede aparecer acné hormonal al iniciar o suspender el uso de anticonceptivos orales.
Es por todo ello que el acné hormonal en la mujer adulta es una entidad frecuente y mucho más habitual que en los hombres.
Los cambios hormonales, el síndrome de ovario poliquístico y el estrés son algunas de las principales causas del acné hormonal adulto.
El síndrome de ovario poliquístico (SOP) es una condición común en mujeres en edad fértil que se caracteriza por un desequilibrio en las hormonas sexuales. Especialmente, hay un aumento en los niveles de andrógenos.
Estos andrógenos en exceso estimulan las glándulas sebáceas para producir más sebo, lo que puede obstruir los poros y favorecer la aparición de acné persistente y difícil de tratar.
El acné por estrés es una forma de acné desencadenada o agravada por situaciones de tensión psicológica.
Esto se debe a que el estrés incrementa la liberación de cortisol, lo que estimula indirectamente la producción de andrógenos.
En algunos casos, el acné no se debe a un exceso de andrógenos en sangre, sino a una mayor sensibilidad de la piel a estas hormonas.
Esto puede ocurrir porque los receptores de las glándulas sebáceas reaccionan de forma más intensa a los andrógenos, o porque la piel convierte estas hormonas en su forma activa más fácilmente.
Como resultado, se produce más sebo, lo que favorece la obstrucción de los poros y la aparición de granos, incluso cuando los niveles hormonales están dentro del rango de normalidad.
En otras ocasiones, el acné hormonal se debe al consumo de ciertos fármacos. Entre ellos, medicamentos como los esteroides o determinados antiepilépticos, antidepresivos, antipsicóticos y antivirales.
También puede provocar la aparición de acné la hormona del crecimiento o los suplementos de vitaminas del grupo B.
La hiperplasia suprarrenal congénita es un trastorno genético que afecta a las glándulas suprarrenales, situadas encima de cada riñón y responsables de producir hormonas como cortisol, aldosterona y andrógenos.
En la hiperplasia suprarrenal congénita, se produce un exceso de andrógenos, lo que estimula las glándulas sebáceas y favorece la aparición de acné hormonal, especialmente en mujeres adultas.
En el acné adulto, hay unos síntomas que sugieren que los desequilibrios hormonales pueden estar detrás de la aparición de granos y espinillas.
En general, en el acné hormonal las lesiones suelen aparecer en el tercio inferior del rostro (alrededor de la boca, la mandíbula o el mentón).
También suele cursar en forma de brotes y aparecer en momentos puntuales. Por ejemplo, antes o en los primeros días de la menstruación. En ese sentido, hasta un 70% de las mujeres con acné refieren un empeoramiento en la última fase del ciclo menstrual.
Otros síntomas que pueden acompañar el acné hormonal son la piel grasa, la alopecia o caída del cabello, el hirsutismo (exceso de vello) y alteraciones menstruales (reglas irregulares, dolor de mamas, etc.).
Asimismo, si existen alteraciones metabólicas como resistencia a la insulina y/o obesidad, es muy probable que se trate de acné hormonal.
Para prevenir y tratar el acné hormonal, es fundamentar determinar cuál es la causa que lo está provocando. Para ello, es importante acudir a un dermatólogo para que pueda hacer un buen diagnóstico.
Paralelamente, hay cuidados que pueden realizarse en casa para ayudar a controlar el acné hormonal. También ciertos cambios en el estilo de vida pueden contribuir a reducir los brotes.
Una buena rutina de higiene facial es fundamental en las pieles grasas y/o acnéicas.
Para ello, es aconsejable utilizar un gel limpiador para el acné con propiedades astringentes y antiseborreicas. No obstante, estos productos deben ser suaves y preferiblemente tipo syndet (limpiador sin jabón).
Un gel limpiador demasiado agresivo puede resecar la piel y provocar el efecto contrario: un aumento en la producción de sebo que termina empeorando el acné.
Los geles también deben ser no comedogénicos. Es decir, no deben obstruir los poros ni favorecer la aparición de nuevos granitos.
Algunos ingredientes activos interesantes son el lactato de zinc y el extracto de bardana.
La higiene facial en pieles con acné hormonal adulto debe realizarse dos veces al día, por la mañana y la noche.
La renovación celular es clave para mantener el equilibrio de una piel grasa o con acné.
Para ello, es importante combinar el uso diario de una crema hidratante ligera y no comedogénica con productos exfoliantes que favorezcan la regeneración de la piel y eviten la acumulación de impurezas.
Las mascarillas con efecto astringente también pueden ser una buena opción para complementar la rutina.
Estos productos suelen incluir activos como los ácidos alfa hidroxiácidos (AHA), siendo el ácido glicólico uno de los más empleados.
También pueden incluir otros ingredientes como el azufre y el óxido de zinc.
La dieta parece influir en el acné hormonal, ya que los alimentos muy procesados y ricos en azúcares simples pueden alterar los niveles hormonales y favorecer los brotes.
Por eso es recomendable reducir el consumo de alimentos ultraprocesados y carbohidratos refinados. También los lácteos podrían empeorar el acné en algunas personas.
La explicación está en que estos productos aumentan los niveles de insulina y otras hormonas que promueven la secreción de andrógenos.
En su lugar, conviene priorizar frutas, verduras, proteínas magras y grasas saludables, como las del aceite de oliva, el aguacate o los frutos secos.
Este tipo de alimentación ayuda a regular la producción de sebo y a disminuir la inflamación, lo que favorece el tratamiento del acné.
El estrés altera las hormonas, incluidos los andrógenos, aumentando la producción de sebo y favoreciendo los brotes de acné.
Practicar ejercicio regularmente, así como realizar técnicas de relajación, ayuda a mantener el equilibrio hormonal y a reducir los efectos del estrés sobre la piel.
Mejorar el descanso es igual de importante, ya que dormir bien regula las hormonas y disminuye la inflamación, contribuyendo a prevenir nuevas lesiones.
Cuando las lesiones son persistentes o severas, el dermatólogo puede recomendar el uso de fármacos como parte del tratamiento del acné hormonal.
Entre ellos, tratamientos tópicos como el peróxido de benzoilo, el ácido azelaico, los retinoides, el adapaleno o combinaciones de los anteriores.
Estos pueden ir acompañados o no de tratamientos orales como antibióticos (eritromicina y tetraciclinas), retinoides (derivados de la vitamina A como la isotretinoína) y anticonceptivos orales.
En cuanto al tratamiento del acné hormonal adulto, es importante recordar que lo que funciona para una persona puede no funcionar para otra. De ahí que sea tan importante la valoración por parte de un especialista.
También hay que tener en cuenta que, a veces, controlar el acné hormonal puede resultar un desafío. Sin embargo, con un tratamiento individualizado y constancia, es posible mejorarlo y evitar cicatrices permanentes.
Autor: Laboratorios Viñas, departamento científico.
Perandones, H. Acné hormonal: causas y cómo tratarlo [en línea]. Doctoralia, 2023. <https://www.doctoralia.es/blog/acne-hormonal-causas-como-tratarlo>
Redacción. Acné en el embarazo, las hormonas como las grandes transformadoras [en línea]. Dermatología y Estética Eguren, 2021. <https://dermatologiayesteticaeguren.es/acne-en-embarazo-incidencia-hormonas-tratamiento/>
Soto, J. ¿Influye la dieta en el acné? [en línea]. Grupo Español de Dermatología Cosmética y Terapéutica, 2015. <https://aedv.es/wp-content/uploads/2015/04/02.dieta__y_acne_grupo_gedct.pdf>
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