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Uñas

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Las uñas son un motivo frecuente de consulta en el campo de la Dermocosmética y de la Dermatología.

Su finalidad principal es la protección de los dedos de las manos y los pies. El conjunto de la uña, el tejido adyacente y la yema de los dedos de las manos constituyen una unidad funcional como órgano del tacto y son responsables de los movimientos de precisión.

También son importantes en la biomecánica de los pies, ya que unas uñas anómalas pueden provocar alteraciones en la marcha y deformidades óseas.

Por otro lado, las uñas permiten funciones importantes para la vida del ser humano, como son el rascado y el cosquilleo. Incluso son objeto de agresión cuando se muerden en época de estrés o como manifestación de un trastorno obsesivo-compulsivo.

Por último, no debemos olvidar su significativa función estética. Ya que unas uñas cuidadas contribuyen al buen aspecto de la persona.

Composición de las uñas

El componente principal de las uñas es la queratina, una proteína que también encontramos en el cabello y en la piel, y que es la responsable de aportar estructura y elasticidad. Además, las uñas contienen un 10% de agua, 5% de lípidos y calcio.

Precisamente el alto contenido en lípidos hace que las uñas sean 1000 veces más permeables al agua que la piel. Por su porosidad, se hidratan y deshidratan con mucha rapidez.

Uñas frágiles

Se consideran uñas frágiles o quebradizas aquellas uñas que tienen tendencia a la fragilidad y a la rotura de la lámina ungueal.

Las uñas frágiles afectan a un 20% de la población general. Las mujeres padecen este trastorno dos veces más que los hombres y la prevalencia es mayor en personas de edad avanzada.

El síntoma más frecuente es la exfoliación en láminas horizontales a partir del borde libre de la uña. Es decir, las uñas “se abren a capas”.

Esta alteración, llamada onicosquicia, dificulta muchas de las actividades rutinarias como, por ejemplo, vestirse (ya que las uñas se enganchan en los tejidos), peinarse o acariciar (ya que se puede arañar con mucha facilidad). Por otro lado, favorece la aparición de otros trastornos, como infecciones bacterianas o fúngicas.

Causas de la fragilidad de las uñas

Una de las principales causas de la fragilidad de las uñas es el propio envejecimiento. Aun así, las causas de las uñas quebradizas pueden ser múltiples y coexistir entre sí.

En ese sentido, cabe tener en cuenta que un pequeño porcentaje de casos de onicosquicia se debe a enfermedades como las infecciones por hongos o bacterias, dermatosis como el eccema o la psoriasis o alteraciones sistémicas como las que pueden darse en el hígado o el riñón.

Asimismo, ciertos fármacos como los empleados en los tratamientos oncológicos, algunos antiinflamatorios y las dosis altas de vitamina A, pueden dar lugar a unas uñas quebradizas.

Por su parte, los bajos niveles de hierro, muy frecuentes en las mujeres en edad fértil como consecuencia de la menstruación, pueden debilitar también las uñas. 

Por lo que respecta a los factores de origen externo, las manicuras permanentes, una excesiva deshidratación en manos y pies, el contacto con ciertas sustancias químicas (por ejemplo, detergentes, lejías, esmaltes, endurecedores o quitaesmaltes con acetona) así como los traumatismos pueden provocar igualmente la fragilidad de las uñas. 

Consejos para cuidar las uñas 

  1. Mantener las uñas limpias y secas para prevenir las infecciones por microorganismos debajo de la uña.
  2. Hidratar las uñas frecuentemente con cremas específicas para ello.
  3. Aplicar un endurecedor o vitalizador de uñas que no contenga tolueno, sulfonamida o formaldehído.
  4. Proteger las manos con guantes de goma cuando se trabaje o se entre en contacto con agua, detergentes, o agentes químicos agresivos, durante períodos largos.
  5. Llevar las uñas cortas y ligeramente redondeadas para evitar posibles fisuras o desprendimientos.
  6. Tener una lima de fina textura a mano para prevenir futuros daños y reducir la rotura.
  7. Cortar las uñas después del baño, ya que si están secas hay más posibilidad de rotura.
  8. Usar quitaesmaltes sin acetona. La acetona produce una excesiva sequedad y aumenta el riesgo de rotura y descamaciones.
  9. No retirar la cutícula cuando se hace la manicura, ya que protege las uñas de posibles infecciones. Utilizar un producto adecuado para ablandarla y apartarla con un palito suavemente.
  10. No abusar de las uñas como si fueran herramientas (acción de palanca, rascar, hurgar, etc.).
  11. Evitar el hábito de comerse las uñas.
  12. Tomar un complemento nutricional que contenga una combinación de nutrientes para el correcto crecimiento de las uñas y la mejora de su aspecto, la consistencia, la resistencia y la elasticidad de estas.

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